Y DE PERIODISMO ¿QUÉ?

miércoles, 28 de abril de 2010

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE STEPHEN

Está claro que si te llamas Stephen y te apellidas Hawking todo aquello que digas, aunque otros muchos lleven años pregonándolo, conocerá una repercusión mucho mayor y se teñirá de un halo de revelación inesperada, por más evidente y trillado que esté el asunto. Por ponermos semióticos, viene a ser aquello que, creo recordar, decía McLuhan con lo de que "el medio es el mensaje": si lo digo yo, resbala; si lo dice Hawking... ¡amigo!
No lo digo por lo que, según lo que cuentan los que la han visto, narra la película Avatar, ya que muchos llevamos años preguntándonos ¿qué nos hace pensar que una civilización externa vendría a visitarnos con la idea de facilitarnos la existencia? ¿Cuándo ha sucedido eso a lo largo de la Historia?
Podemos hacer un repaso de las motivaciones y los efectos de las distintas empresas colonizad/invas-oras a lo largo de los años: romanos, españoles, ingleses, el Reich, los EE.UU. ... ¿cuándo llegaron a un territorio que no fuese el suyo con la idea de ayudar a los que en él habitaban? ¿Cuándo han permanecido en un territorio del que no hubiese algo objetivamente lucrativo que hurtar?
Mientras muera gente de hambre en el Mundo -y no sólo en el Tercer Mundo- el argumento anterior me parece incuestionable (¿cómo podemos respaldar otra opinión cuando no estamos dispuestos, como especie, a hacer todo lo posible para ayudar a otros humanos, cuya ubicación y necesidad concreta conocemos -así como los medios para satisfacerla-?).
¿Por qué una hipotética civilización extraterrestre que nos viniese a visitar habría de comportarse de otro modo?
Únicamente por no ser humanos.
Precisamente por eso.

viernes, 23 de abril de 2010

EL GORDO Y EL FLACO (UN CASO SOBRE MUJER E INTERCULTURALIDAD)

Se encuentran por la calle dos hombres de metro ochenta. Arturo pesa 40 kilos, Baltasar 200. Hablan, ya que se conocen, intentando que el tema no derive hacia la cuestión del peso: para Arturo Baltasar es un enfermo y viceversa. Eluden esa conversación porque en otras ocasiones ya intentaron hacer ver al otro su problema (el del otro) e indefectiblemente el otro sólo reconocía el problema del otro (el del otro otro). Así que ahora, cuando coinciden, procuran hablar de otro tema por entenderlo agotado (o encallado, cuando menos).
Se encuentran por la calle dos mujeres. Fátima lleva un pañuelo en la cabeza (que viste por la tradición en su cultura) y Gabriela acaba de salir del gimnasio (donde se ha machacado durante hora y media, como otras tres veces por semana) y viste una incomodísima y mínima falda, además de soportar unos tacones de 15 centímetros y otro sinnúmero de padecimientos que le permitan, o eso le venden, permanecer bella, joven y deseable a sus masculinos congéneres (todo lo cual deriva de la tradición en su cultura). Deciden saludarse y hablar, apenas, de las posibilidades del Barça en la Champions.
Cualquiera puede comprender que son dos situaciones que nada tienen en común.

lunes, 19 de abril de 2010

SABER LA VERDAD



¿La verdad os hará libres?
Nunca lo he creído, pero sí que saber no es siempre bueno, ya que no todos estamos siempre preparados para asumir las verdades.
Nunca referente de nada, Peñafiel rescata el viejo dilema que desde nuestros antepasados de la Grecia clásica (y seguro que antes) ha hecho "correr ríos de tinta".
Cosas veredes...